lunes, 20 de abril de 2015

La iluminación de la estatua de Zeus en Olimpia

El tipo de marmol empleado en el techo permitía que la luz iluminara la cabeza del dios de forma natural
Publicado por terraeantiqvaue.com 


La estatua de Zeus ubicada en el templo de Olimpia, en la antigua Grecia, era una de las siete maravillas del mundo antiguo. A pesar de la oscuridad del santuario, la imagen contaba con cierta iluminación, que hacía visible su rostro (situado a unos doce metros de altura) al ojo humano. Un estudio dirigido por la Universidad Complutense de Madrid revela que esta luz era de origen natural y provenía del techo del templo, construido con dos tipos de mármol.
Con una altura de doce metros y construida a base de oro y marfil sobre un esqueleto de madera, la estatua de Zeus era considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo. Ubicada en el interior de un templo en lo que se conocía como Olimpia (Grecia), fue erigida en el año 432 a.C. por el escultor Fidias.

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Pese a sus grandes dimensiones, y a la oscuridad del templo, que no contaba con ventanas ni con una puerta de gran tamaño, diferentes escritos clásicos describen con detalle la mirada y el cabello del dios, lo que apuntaría a algún tipo de iluminación por medios naturales.
“El tejado permitiría iluminar de forma natural, aunque de forma tenue, la cara y cabeza del Zeus de Olimpia”, explica Rosa Weigand, profesora del departamento de Óptica de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
En un estudio publicado en la revista Applied Optics, Weigand y un equipo de investigadores han intentado reproducir las condiciones lumínicas que se dieron en este templo de la antigua Grecia hace más de 2.000 años, utilizando muestras de los dos tipos de mármol que se emplearon en el techo.
“Los experimentos realizados con fragmentos de 2,8 y 3 centímetros de espesor nos permiten afirmar que, en nuestras muestras, la luz se transmite mejor por el mármol pentélico que a través del mármol de Paros”, indica Pablo A. García, otro de los autores del estudio y colaborador en un proyecto del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo (CSIC), cuya tesis doctoral es el origen de la investigación.
Esta propiedad del mármol podría ser una de las razones que llevaron a los griegos a sustituir el material inicial del templo, traído de la isla de Paros, por placas del monte Pentélico, aunque, según los autores, también pudo deberse a cuestiones económicas o comerciales.
 
La mirada del dios
“La razón que nos hizo plantearnos la iluminación desde el techo es que las fuentes antiguas hacen mucho hincapié en relacionar el Zeus de Olimpia y los versos de Homero narrados en la Ilíada, en los que se describe la mirada y el cabello del dios”, señala José Jacobo Storch de Gracia, profesor de la facultad de Geografía e Historia de la UCM y director de la tesis que ha dado lugar al estudio.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores –entre los que también se encuentran expertos del Instituto de Óptica del CSIC–-, utilizaron un luxómetro, con el que estimar la transmitancia (cantidad de luz que atraviesa un cuerpo) de las muestras, y un espectrofotómetro, para medir el espectro resultante y ver qué longitudes de onda son más eficientes.
“Los resultados revelan una alta transmisión en la zona amarillo-rojo del espectro, que es adecuada para iluminar un objeto hecho de oro y marfil”, aseguran los autores. Esta iluminación natural era suficiente para que la estatua fuera percibida por cualquier persona cuando entraba al templo, una vez que su vista se acostumbraba a la penumbra.

Actualmente no se conservan restos de la escultura. Tras la destrucción del templo de Olimpia después de varios terremotos, la figura se trasladó a Constantinopla (actual Estambul) donde parece que desapareció pasto de las llamas en el año 475 d.C. “Lo que quedan son representaciones en monedas antiguas y pinturas sobre cerámica, además de detalladas descripciones literarias”, informa García. 

domingo, 22 de marzo de 2015

Nuevo stop-motion sobre la construcción de la columna de Trajano (en inglés) 

El vídeo aporta una nueva y original visión de la construcción de este magnífico monumento

Accede al vídeo haciendo click aquí ! 
  

La Columna Trajana o Columna de Trajano (en italiano: Colonna Traiana) es un monumento conmemorativo erigido en Roma por orden del emperador Trajano. Se encuentra en el Foro de Trajano, cerca del Quirinal, al norte del Foro Romano. Concluida en el año 114, es una columna de 30 metros de altura (38 incluyendo el pedestal sobre el que reposa) recorrida por un bajorrelieve en espiral que conmemora las victorias de Trajano frente a los dacios (actualmente Rumanía).

La columna se compone de 18 enormes bloques de mármol de Carrara, cada uno de los cuales pesa aproximadamente 40 toneladas y tiene un diámetro de unos 4 metros. El friso escultórico completo mide unos 200 metros y da 23 veces la vuelta a la columna. En el interior de la misma, una escalera de caracol de 185 peldaños permite el acceso a una plataforma mirador en su parte superior.

Originalmente la columna estaba rematada con la estatua de un ave, posiblemente un águila,1 y más tarde se colocó en su lugar una estatua del propio Trajano. En 1588 y por orden del papa Sixto V, ésta fue reemplazada por una estatua de San Pedro, que aún se conserva.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Descubren en Francia un magnífico caldero del siglo V a.C.
Publicado por terraeantiqvae.com


El hallazgo ha silo localizado en un tumba principesca celta.


En Francia, recientemente, un equipo de arqueólogos que trabaja para el INRAP ha encontrado los restos de un magnífico caldero de bronce. Fue descubierto en el interior de un gran túmulo funerario, datado en el siglo V a. C., que pudo albergar los restos mortuorios de algún aristócrata local de la Edad de Hierro (Hallstatt) . El montículo mide, aproximadamente, 40 metros de diámetro y se encuentra cerca de la pequeña aldea de Lavau, en el noroeste de Francia.

Aunque la excavación todavía no se ha dado por concluida, la cámara funeraria central del túmulo ya ha empezado a revelar algunos de sus tesoros. Hasta ahora, el más impresionante de todos es un gran caldero de bronce que, muy probablemente, fue fabricado por los griegos o por los etruscos. Se trata de un elemento funerario de gran prestigio, ya que la gran ornamentación de la marmita refleja el elevado estatus de la persona que está enterrada en el interior del túmulo.
El caldero mide alrededor de 1 metro de diámetro y tiene cuatro asas decoradas con cabezas de bronce que representan al poderoso dios griego Aqueloo, muy conocido en la Antigüedad por atacar a Heracles transformado en toro, según cuenta la mitología helena. Alrededor del borde del recipiente se encuentran otros motivos decorativos como ocho cabezas de león. 

En el interior del caldero se ha encontrado un enócoe (abajo), decorado con la imagen del diosDionisos, que era una jarra de cerámica de un solo asa que servía para sacar el vino de una crátera, en este caso un caldero, en la que previamente se había aguado para su consumo. 
El caldero, en aquel tiempo, pudo servir para contener el vino durante las celebraciones que, por el ajuar funerario encontrado, debieron ser cuasi dionisiacas. Su posesión pudo servir como un signo de la riqueza y del poder que ostentaba su propietario, sobre todo durante el trascurso de las fiestas y los banquetes en los que se usaba.

La presencia de estos elementos dentro de la tumba refleja, como es evidente, el gran proceso de aculturación que las élites célticas de esta zona estaban sufriendo desde la Edad de Hierro. Sus costumbres se estaban empapando, cada vez más, de todo lo relacionado con el mundo mediterráneo antiguo. Asimismo, aparte de esta tumba de Lavau, han aparecido otros recipientes similares en numerosos túmulos "celtas" contemporáneos, entre los que se incluyen el de Bourges o el de Vix, en Francia, y el de La Heuneburg Hochdorf, en Alemania.
El final del siglo VI a.C. y comienzos del siglo V a.C., se caracterizan por el desarrollo de la actividad económica en las ciudades-estado etruscas y griegas de Occidente, sobre todo Marsella. En busca de esclavos, metales preciosos y productos (incluyendo ámbar), los comerciantes del Mediterráneo entran en contacto con las comunidades celtas continentales. Aquellos que dominan los medios naturales de comunicación, especialmente en la zona del interfluvio Loire-Seine-Saône-Rin-Danubio, se benefician de este tráfico y sus élites adquieren numerosos bienes de prestigio.






lunes, 9 de febrero de 2015

El alquiler en la antigua Roma
Publicado por National Geographic

Vivir de alquiler en la antigua Roma era caro y poco cómodo.

Cuenta Tito Livio que, entre los muchos prodigios que anunciaron en Roma la llegada de Aníbal atravesando los Alpes en aquel fatídico 218 a.C., ocurrió que en el Foro Boario, sede del mercado de ganado, «un buey había subido por sí solo a una tercera planta y, espantado por el alboroto de los vecinos, se había arrojado al vacío desde allí». Se trata de la alusión más antigua a la existencia
de bloques de pisos en Roma. La zona, no lejos del Aventino, formaba parte del sector popular de la ciudad. Entonces, el censo de ciudadanos varones, que vivían tanto en la ciudad como en el campo (además de los itálicos a los que se había otorgado la ciudadanía) ascendía a unos 330.000. Al acabar la guerra, la cifra descendió a unos 214.000. Sólo en Roma vivían cerca de 200.000 personas, por lo que es verosímil que los inmuebles de pisos ya hubieran aparecido.
Otro testimonio data de 186 a.C., cuando el cónsul Postumio forzó la declaración de una testigo para desencadenar la persecución contra las Bacanales. Postimio pidió a su suegra Sulpicia, matrona viuda de rango senatorial, que ocultase a la joven en su vivienda: «Se le asignó una estancia en la parte alta de la casa, cerrando el acceso por la escalera que conducía a la calle y abriendo una entrada hacia el interior de la mansión». La morada también estaba en el Aventino.

El negocio del alquiler

Entre finales del siglo III y comienzos del II a.C., las insulae o ínsulas (bloques de pisos) eran habituales en Roma. Sus dueños eran aristócratas
que no desdeñaban los alquileres como fuente de ingresos, como en el caso de Sulpicia. La ley Claudia, del mismo año 218 a.C. en que ocurrió el episodio del buey, excluía el lucro como origen de rentas senatoriales, pero el negocio
de los alquileres inmobiliarios era demasiado tentador como para despreciarlo. Además, se podía contar con intermediarios para las operaciones.
El crecimiento de población en Roma fue muy intenso. Durante la segunda guerra púnica, masas de emigrantes abandonaron un campo asolado por los ejércitos. Tras la guerra, las oportunidades de trabajo y promoción social atrajeron población incesantemente a Roma. Se calcula que hacia 130 a.C., la ciudad tenía medio millón de habitantes, y que la cifra habría vuelto a duplicarse, tal vez hasta el millón, en época de Augusto, en torno al cambio de era.
Dar acomodo a una población en constante aumento fue posible gracias a un mercado de viviendas de alquiler muy desarrollado: entre el millón escaso de personas que vivía en Roma se contaban 750.000 plebeyos libres, de 100.000 a 200.000 esclavos y en torno a 20.000 personas entre soldados, caballeros y las familias de unos 300 senadores. Las desigualdades sociales crearon una Roma con una minoría de rentistas y una gran masa de inquilinos.
Las regulaciones de alturas para los bloques de pisos, que Augusto estableció en siete plantas y Trajano rebajó a seis, indican que la especulación se impuso y que se resistía a ser controlada. Aunque en época imperial se generalizó la construcción de ladrillo y mortero, en los últimos siglos de la República los incendios fueron muy habituales: han quedado registrados más de cuarenta. Vitruvio culpaba de ellos al opus craticium, el zarzo, un entramado de varas revestidas de arcilla que se usaba para hacer tabiques, sobre todo en los pisos altos, y que demostró ser muy combustible. Por ello estaba contraindicado encender fuego en el interior de las viviendas. Es probable que esto explique la presencia de numerosos thermopolia –establecimientos que despachaban comida caliente sobre la marcha– en las calles de las ciudades romanas. Aulo Gelio reconoce con pesar que «si se pudieran evitar los incendios de que son presa con tanta frecuencia las casas de Roma, me apresuraría a vender mis campos para hacerme propietario en la ciudad», porque «las rentas que producen las propiedades urbanas son elevadas».
El otro gran riesgo de los pisos en Roma fueron los desplomes, como cuenta Juvenal: «Nosotros habitamos en una ciudad apoyada en gran parte sobre débiles puntales; pero cuando el administrador apuntala las paredes que amenazan ruina o tapa la abertura de una grieta antigua, dice que ya podemos dormir tranquilos teniendo la amenaza encima».  Séneca coincide en que el apuntalamiento es «harto económico» y, por lo tanto, muy rentable.

                                             Llave

Las casas de vecinos

El mercado de alquileres en Roma se renovaba cada año. Los contratos entraban en vigor el primero de julio y se pagaban a año vencido. Es posible que tras esa fecha lo que quedara sin alquilar bajara de precio. Suetonio cuenta que Tiberio despojó de la túnica laticlavia –la túnica senatorial, con amplias bandas púrpura– a un senador «que se había ido a vivir al campo por las calendas de julio, con la intención de alquilar después una casa más barata, cuando se hubiera pasado el plazo de arriendo en Roma». Como el inquilino debía permitir el acceso al administrador, es probable que, salvo en contratos firmados por varios años, cada junio nuevos inquilinos potenciales visitasen la vivienda. Era una hábil estrategia para presionar al residente e intentar subir la renta, ya de por sí cara.  Juvenal dice que en las ciudades vecinas «se compra una casa cómoda por el precio por el que [en Roma] alquilas un tugurio por un año». A finales de junio, el trasiego de quienes se mudaban y quienes se marchaban sin pagar tenía que ser incesante.
Los cenáculos, los distintos apartamentos que formaban una ínsula, eran, así, inseguros y caros. Un cenáculo normalmente consistía en una habitación principal, el medianum, provista de ventanales a la calle o al patio. Desde allí se accedía al resto de cuartos, la mayoría sin ventana. En las primeras y segundas plantas se alojaban gentes de posición media. Incluso Séneca, el filósofo y mentor de Nerón, vivió tras su retiro de la vida pública sobre unas termas, y reconoció tener un inquilino carpintero; en su descripción, los ruidos de la calle y las voces de los vendedores pregonando mercancías, se amalgaman con los sonidos del agua y de los masajes de las termas. En las plantas bajas, comercios, talleres y tabernas formaban una pantalla junto con otros locales abiertos a la calle que se alquilaban como viviendas a los más pobres (cellae pauperum). Detrás se parapetaban las residencias más acomodadas, las casas señoriales, que se distanciaban de la calzada por un largo corredor y estaban estructuradas en torno a atrios y patios de columnas.

Cuchitriles para los pobres

La necesidad de vivienda provocó que cualquier lugar fuera bueno para vivir con tal de poder estar a cubierto, y eso incluía las buhardillas repletas de palomas, bajo el tejado. Entre los apartamentos de las plantas bajas y los áticos había una auténtica estratificación social en altura. A más escalones que subir, el precio bajaba. Los juristas registran que se podían subarrendar los cuartos de un piso que ya se había alquilado.
Los inquilinos pobres, que vivían bajo el tejado, muchas veces disponían sólo de una habitación y ni siquiera contaban con sanitarios. Una tinaja al pie de la escalera podía servir para vaciar la bacinilla, pero muchos preferían tirar los desechos por la ventana. Juvenal no recomendaba salir de noche por Roma: «Los peligros se cuentan por las ventanas que en tal noche estén abiertas y vigilantes a tu paso. De modo que formula un deseo: llévate contigo este anhelo miserable, que se contenten con vaciar sus anchos bacines».


                                         Pompeya



Los huesos hallados en Anfípolis pertenecen a cinco personas diferentes

Publicado por EFE, La Vanguardia.


Entre los individuos destaca una mujer de unos 60 años que podría ser Olimpia, la madre de Alejandro Magno.


El Ministerio de Cultura de Grecia confirmó hoy que los restos óseos hallados en la tumba de Anfípolis -que data de entre 325 y 300 antes de Cristo-, en la región de Macedonia, pertenecen a cinco personas, una mujer anciana, dos hombres de mediana edad, un bebé y un adulto que fue incinerado
En un comunicado, el Ministerio informó de que el esqueleto femenino hallado pertenece a una mujer de más de 60 años, que se ha podido identificar por los huesos de la pelvis, del cráneo y la mandíbula, estos dos últimos en muy buen estado de conservación. En los medios griegos se especula con que el esqueleto femenino podría ser el de Olimpia, la madre de Alejandro Magno, para quien se hubiese construido el monumento funerario.
En la tumba se hallaron también los restos mortales de dos hombres de entre 35 y 45 años, que han sido identificados por la morfología de los huesos, diferenciados de los femeninos por ser más largos. La cuarta persona sería un recién nacido, del que se han encontrado el húmero izquierdo y la mandíbula izquierda, pero del que no se ha podido esclarecer el sexo, ya que la diferenciación sexual en los huesos de niños tan pequeños no es clara. De la quinta persona solo se han encontrado unos pocos huesos, largos en su mayoría y que podrían pertenecer a un adulto, pues al el resto había sido incinerado.
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Restos óseos identificados de uno de los hombres de mediana edad.
En total se han hallado 550 huesos, algunos enteros y otros en varios trozos, 157 de los cuales se han registrado en una base de datos para tratar de identificarlos. Por el contrario, no se han encontrado dientes, sino únicamente una raíz de un diente. Entre los restos óseos algunos pertenecen a animales y se sospecha que puedan ser de equinos, aunque deben ser analizados por expertos en este área.
Los arqueólogos hallaron el pasado noviembre, a una profundidad de 1,60 metros debajo de la tercera cámara de la tumba, un sarcófago de piedra caliza con restos de un ataúd de madera y huesos humanos.
Desde su descubrimiento, en 2012 las grandes dimensiones del monumento (30 metros de alto y un muro circular de 497 metros) hacían prever que se había construido en honor a un miembro destacado del ejército o a alguien muy cercano al rey de Macedonia. Además, Olimpia fue una reina políticamente activa e influyente en las decisiones sobre las campañas militares de los macedonios.

lunes, 12 de enero de 2015

Italia devolverá su arena al Coliseo de Roma

Publicado por terraeantiqvae.com

Italia ultima un plan para convertir el centro histórico de Roma en el "área arqueológica urbana más grande del mundo"

Los asesores del Ministerio de Cultura de Italia han dado luz verde a un ambicioso proyecto que pretende revitalizar el vasto y rico centro histórico de la capital con el fin de convertirlo en la zona arqueológica urbana de referencia.El punto fundamental de este plan es la recuperación de la arena del Coliseo, una plataforma central donde luchaban los gladiadores y que, de acuerdo a las cábalas del arqueólogoDaniele Manacorda (izquierda), desapareció en el siglo XIX. Fue precisamente este estudioso quien defendió la propuesta en un sonado artículo publicado el mes de julio en la revista"Archeo".



"¿Por qué no recuperar la arena del Coliseo que un día acogía juegos y espectáculos? Bien visto, la operación no haría más que dar un sentido al monumento y podría hacernos sentir las mismas emociones que experimentaban los turistas del XIX", señaló.
La idea empezó a cobrar un cariz factible cuando, el pasado octubre, el ministro italiano de Cultura,Dario Franceschini, secundó su propuesta y reconoció que, para llevarla a cabo, solo hacía falta "un poco de coraje".
De lo que se trata es de devolver el aspecto original de la arena del Coliseo, cuya actual ausencia permite a los visitantes apreciar el laberíntico entramado de pasillos que transcurría bajo la estructura y que escondía todo tipo de mecanismos destinados al desarrollo del espectáculo que tenía lugar en la superficie.
En un comunicado, los asesores se dicen "favorables a la reciente propuesta de reconstrucción de la arena" ya que, de ese modo, "se podrá ofrecer una mayor oportunidad de comprensión y disfrute" de este edificio, mandado construir en el año 71 por el emperador Vespasiano.
Asimismo abren la puerta a que, una vez sea recuperada la zona, pueda acoger "iniciativas culturales compatibles con la correcta conservación del monumento".
Bajo la estructura, esos laberintos que pueden verse actualmente al aire libre se convertirán previsiblemente en un museo que mostrará las complejas máquinas escénicas y los montacargas que se empleaban para subir a la arena todo tipo de bestias y decorados.

Pero los planes para el Coliseo no se quedan ahí sino que la comisión también se declara a favor de recuperar el aledañoLudus Magnus (derecha), el lugar donde entrenaban los gladiadores.









Para este yacimiento arqueológico la comisión prevé "un proyecto innovador", basado en una estructura que lo cubra y haga de la zona "una plaza accesible y abierta a diversas actividades".
Tras el voto positivo de la comisión, solo falta que el Ministerio presente un proyecto definitivo sobre la viabilidad del plan y especifique la financiación con la que se llevará a cabo.
De acuerdo a los datos de la dirección del Coliseo revelados por los medios, esta obra podría suponer un coste de 25 millones de euros que el Ministerio y Roma, según las mismas fuentes, ya estarían recabando.
Pero el Coliseo y el Ludus Magnus serán solo parte integrante de un proyecto de mayor envergadura, el que configurará la "mayor área arqueológica urbana del mundo", en palabras de los expertos.
El corazón de la ciudad es una enorme superficie repleta de ruinas que han marcado el desarrollo urbanístico de la capital del Tíber durante el transcurso de los siglos.
Los asesores han delimitado un "cuadrilátero" urbano que englobaría los principales yacimientos de esta ciudad: De la céntrica plaza Venecia, pasando por los Foros Imperiales, el Coliseo, la Colina Oppio, el Campidoglio, el Teatro de Marcelo, el Foro Romano hasta llegar al Palatino y el Circo Maximo, destinado actualmente a actividades de carácter lúdico.

Para esta zona proponen, entre otras cosas, mejorar los accesos, establecer una ruta turística clara, peatonalizar las vías adyacentes -que solo serán recorridas por una línea de autobús eléctrico-, y decretar la gratuidad del acceso a los distintos foros para todas las personas que acudan a visitarlos.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Descubren un sarcófago con restos humanos en la tumba de Anfípolis

publicado por La Túnica de Neso, mysyeryplanet.com.ar y greekreporter.com

El sarcófago ha aparecido bajo el suelo de la tercera cámara.

Los restos parecen pertenecer a un general de la época de Alejandro Magno.

Los arqueólogos que excavan el túmulo de Anfípolis, en la región griega de Macedonia, han encontrado los primeros huesos humanos, cuando ya se temía que nunca acabaría de desvelarse el secreto de quién fue inquilino de esta tumba monumental de la era alejandrina.

El ministerio griego de Cultura informó hoy de que los arqueólogos hallaron, a una profundidad de 1,60 metros debajo de la tercera cámara de la tumba, un sarcófago de piedra caliza con restos de un ataúd de madera y huesos humanos.



El sarcófago tiene una longitud de 3,23 metros y una anchura de 1,56 metros, pero durante las trabajos se han encontrado también restos de la estructura de esta tumba, que permite deducir que tenía por lo menos una altura de 1,80 metros.Los expertos examinarán los resultados en los próximos días, dijo el ministerio.Además, se han hallado dispersos trozos de hierro, clavos de cobre y elementos decorativos del ataúd.
Los análisis efectuados en el esqueleto descubierto nos confirman que los restos pertenecen a un hombre, probablemente un importante general macedonio. ¿Podría tratarse del mismísimo Alejandro Magno? ¿O se trata acaso de uno de sus más fieles oficiales?

Los resultados del análisis del esqueleto indican que en vida fue un hombre de piel blanca y cabello castaño o rojizo, algo que sugiere que también podría tener ojos claros. Se sabe que Alejandro Magno tenía ojos azules y cabello dorado o rojizo. Una fuente de la época afirma que su cabello era de un color castaño rojizo, y si nos guiamos por el famoso mosaico de Issos, vemos que esto probablemente era así. Por otro lado, los escritores romanos contaban que el cabello del rey guerrero macedonio era rubio oscuro, según Eliano el Táctico, «su cabello era naturalmente rizado y amarillo». De acuerdo a The Greek Reporter, se espera que las investigaciones sobre los restosconfirmen que el hombre era originario de la región de Tracia, al noreste de Grecia. También se revelarán detalles sobre la salud y dieta del hombre.



Katerina Peristeri, directora de las excavaciones en la tumba de Anfípolis, cree que el hombre era un prominente general y que la carencia de objetos preciosos o armas en el sitio del hallazgo se deben a diversos saqueos sucedidos en la antigüedad. Los resultados finales, que incluyen exámenes de ADN para determinar si era un miembro de la familia real macedonia, podrían tomar hasta ocho meses en estar disponibles. Los científicos compararán el ADN de los huesos hallados en Anfípolis con los del padre de Alejandro, el rey Filipo II, quien fue enterrado en Vergina; aunque la tarea no será sencilla. Los huesos de Filipo II fueron incinerados y los exámenes de ADN fueron hechos hace 50 años, por lo que temen que los resultados quizás tengan algún porcentaje de contaminación.


Las conjeturas continúan. Estos restos podrían no ser la únicos y el montículo funerario, de acuerdo a recientes datos geofísicos, incluiría una extensa red de cámaras subterráneas y corredores que asemejan un laberinto; sugiriendo además la posibilidad que haya más de una tumba allí. Mientras algunos aficionados a la historia antigua apuntan que un símbolo que se encuentra en la tumba es la marca del ancestral rey guerrero macedonio, expertos como Michalis Tiverios, profesor de arqueología de la Universidad de Thessaloniki, tienen una actitud más conservadora y piensan que los restos encontrados podrían pertenecer a Nearco, uno de los oficiales y hetairos de Alejandro Magno, quien creció en Anfípolis. 

Lo cierto es que al parecer esta gigantesca tumba griega nos depara aún más misterios por resolver y cada nuevo descubrimiento dispara nuevas preguntas.